Botones de
acero enmarcados en cuadrículas de tela, blanda y suave.
Costuras de ti.
Ondulante influjo de aromas y sentimiento.
Selva en la que ruge el corazón, tras velos de hilo transgénico.
Desiertos de
bruma y calor.
Asfaltos de algodón ardiendo.
Praderas donde cobijar deseos al amparo de tu pecho.
Talegos de una razón que a destiempo va muriendo
mientras te desnudo a base de roturas
imprevistas.
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