Todo comienza con la boda de Peleo, un magnífico héroe griego, y Tetis, la Diosa del Mar. Ambos celebran las nupcias invitando al banquete a todos los dioses, excepto a la Diosa de la Discordia, Eris, la cual, muy molesta por no haber sido invitada a la boda decide mandar una manzana de oro en la cual hay una inscripción que dice: "Para la más bella entre las diosas". Esta peculiar venganza, es la que dió lugar a la sangrienta guerra troyana.
Todas las diosas, al ver la manzana, empezaron a pelearse por ellas y al no ponerse deacuerdo pidieron a Zeus que decidiera cual de ellas era la más hermosa... Zeus, la verdad, no tenía ganas de jaleos: Hera, su mujer y Afrodita y Atenea, sus hijas. Era toda una decisión la que debía tomar. De modo que para no "mojarse" le pasó la tarea al Dios Hermes, el cual buscó a un mortal, Paris, que encontces era pastor de cabras, para que él fuera quien decidiera, ya que Hermes, tampoco quería ser quién decidiera tal cosa.
Las diosas, ante Paris, no dejaron de hacer gala de su poder de seducción y se pusieron a sobornarlo al futuro príncipe troyano, el cual tenía en sus manos la delicada decisión.
Hera le ofreció reinar sobre Asia y Europa. Atenea le prometió habilidad militar y fama, y Afrodita le propuso le entregaría a Helena la más bella mujer del Egeo, desde antaño deseada y pretendida por todos los reyes, príncipes y héroes.
Paris, probablemente cansado del bucólico pastoreo de ovejas, eligió, sin dudarlo un instante, la oferta de Afrodita. La decisión despertó la ira de las otras diosas que le juraron calladamente rencor eterno, como no cabía esperar menos de su condición femenina.
Pocas jornadas después, Paris embarcó hacia Grecia en compañía del héroe troyano Eneas. Su destino final fue Esparta, donde Helena residía con su esposo Menelao, rey de Esparta y hermano del poderoso Agamenón, rey de Micenas. Se hospedó en casa de Menelao y, cuando este tuvo que partir para resolver rutinarios asuntos de gobierno, raptó a Helena. La Guerra de Troya, estaba servida.
De nuevo, la manzana, es un elemento que lleva al mal, como ocurre en la Bilia, que nos lleva al pecado.