Tardes heladas sin abrigo
tardes frías de cantos disecados
se clavaban en mi ombligo
junto al llanto ensordecido
que hoy maldigo.
Pero apareces tú.
Sinuoso te deslizas
y con latidos avisas
de tu alma emocionada.
Manos que me recorren,
caricias que me devuelven
la vida
suspiros que me desnudan,
con tu sutil brisa.
Marrones que funden la mirada del contrario.
Salones que parecen dormitorios.
Acciones que son
resultado de lo obvio
escusas que anhelan lo irrisorio.
Graciles movimientos.
Suspiros.
Abrazos.
Mimos.
Canta la pasión
inquieta.
Y hace, sin querer
que me estremezca.
Hacer feliz es sencillo
Elevar el alma
ver un sueño cumplido
Dulce locura
y dulce abismo
Un placer de ti
y del contigo.