Perdónate.
Que la risa que antes os bañaba se haya ido como una ola, de vuelta a la marea del destino...No es tu culpa.
Que las miradas grabadas a fuego en la memoria no las congelaste tú.
No creas que tú eres el motivo de que la hierba crezca rota en la carretera y de que los labios, pegados al cristal de un coche, recen en silencio "no te vayas".
Pequeña, no creas que desde hoy has dejado de soñar, aún te queda corazón de sobra.
No has olvidado decir nada ni has hablado de más. No has complicado las cosas.
El miedo a veces gana a los corazones valientes, que al principio apuestan fuerte y después no saben tripular en aguas donde ni siquiera las ballenas hacen pié.
No acompañes tus noches de una almohada embriagada de culpa y lágrimas, porque tu dolor no debería existir.
Que querer hasta que duela es el defecto más hermoso.