Llega el día y con él la noche.
Saltas al escenario y te enfrentas cuerpo a cuerpo con un público que nunca es el de siempre.
Fardas de tus dotes de bohemio,
de pobre diablo al que las nenas nunca miran,
al que nunca roza una sonrisa.
Y mientras, ella cena sola en vuestra casa, con la tele encendida para no oír tú silencio.
Espera que la llames.
Termina el concierto.
Se te ha olvidado todo y ahora irás en busca de un polvo a contratiempo.
Y entonces ella llama. Esa que esta noche no es tu nada.
"Hola cielo, ya terminé el concierto y ahora iré solo al hotel, a pensar en lo bello que es lo nuestro. Hasta que te vuelva a ver."
Y aunque ella sabe que es mentira, que esta noche eres un desconocido, sigue mirando la tele.
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