Camicace que vas
de un lado para otro
sin dejar de pensar
sin lograr olvidar.
Pequeño peregrino,
siempre me das que hablar
con el norte perdido,
sin saber a dónde volar.
Dormitando te desvaneces
al igual que en esa chimenea
como el humo asciendes.
Y ahí vas, Camicace,
temblando desapercibido,
entre la gente
Ahí estás, Camicace,
siempre oprimido
por el dolor que sientes.
Agitado, te meces
dentro de una duna
y luego te duermes,
arropado por la luna.
Sumido en un sueño profundo
sueñas con ella otra vez
le acaricias el pelo
pero ella no te oye, no te ve.
Ya no volverá.
la muerte ha ganado la partida
le ha robado su vida
no volverá a reír,
a soñar,
a sentir,
ni a probar suerte,
a pedirte que la quieras,
o a tomar café con leche.
A mostrarte cada día,
lo mucho te quería
ni a darte siempre que lo pidas.
A señalar una estrella,
o a regalarte, a cada segundo,
lo mejor de ella.
Y ahí vas, Camicace,
temblando desapercibido,
entre la gente
Ahí estás, Camicace,
siempre oprimido
por el dolor que sientes.
