Por un día me gustaría que pararas en seco.
Que escucharas el crujir de mis pestañas al mirarte.
Que me acariciaras con la mente, solo un rato, al estar pensando en mi.
Que fueras capaz de sentir el aire que desprenden los volantes de mi falda al correr hacia ti, cuando te veo.
Me gustaría realmente que pararas en seco, solo un momento, de entre todos los días eternos y bulliciosos que nos persiguen como murciélagos en esta tenebrosa noche.
Sé que el tiempo no es tu fuerte pero te enseñaré a controlarlo, a serle infiel, a engañarlo para amontonar mareas de minutos. Para que , por unos breves instantes, puedas escuchar el aleteo del viento colándose ente mi pelo.
El bostezar de las flores, a media tarde.
El sonreír de los niños.
El masticar de los trenes.
El bullicio de las almas de mi ciudad,
el aullar de las mentes,
el silbido de las gotas que resbalan por mi vaso
al escribirte.
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