sábado, 11 de febrero de 2012

La vida


Llega el día y con él la noche.
Saltas al escenario y te enfrentas cuerpo a cuerpo con un público que nunca es el de siempre.
Fardas de tus dotes de bohemio,
de pobre diablo al que las nenas nunca miran,
 al que nunca roza una sonrisa.
Y mientras, ella cena sola en vuestra casa, con la tele encendida para no oír tú silencio.
Espera que la llames.
Termina el concierto.
Se te ha olvidado todo y ahora irás en busca de un polvo a contratiempo.
Y entonces ella llama. Esa que esta noche no es tu nada.
"Hola cielo, ya terminé el concierto y ahora iré solo al hotel, a pensar en lo bello que es lo nuestro. Hasta que te vuelva a ver."
Y aunque ella sabe que es mentira, que esta noche eres un desconocido, sigue mirando la tele.


Tus camisas




Botones de acero enmarcados en cuadrículas de tela, blanda y suave.
 Costuras de ti.
 Ondulante influjo de aromas y sentimiento.
 Selva en la que ruge el corazón,  tras velos de hilo transgénico.
Desiertos de bruma y calor.
 Asfaltos de algodón ardiendo.
Praderas donde cobijar deseos al amparo de tu pecho.
Talegos de una razón que a destiempo va muriendo
 mientras te desnudo a base de roturas imprevistas.

Serendipifrases



Si consigo dormirme en tu risa,

 no me despiertes con silencios.

Serendipifrases



Estar lleno de cosas que no sirven para nada es, 

al fin y al cabo,

es estar lleno de nada.

Mariposa de tu boca




La mariposa que se posó en tus labios no supo  volver a emprender el vuelo. Se anidó en las comisuras de tu risa. Me abrió las alas cuando te besé e intentó huir cuando otra saliva que no fuera la mía humedecía tu lengua.
Con el tiempo, la mariposa se desencantó por todos los besos que me negaste.

                                       

Comparaciones odiosas



Que me compares es lo peor que has podido hacer. 
Simplificarme a mí y a mis quizás.
 Nivelarme, sabiéndome igual que a los demás. 
Idiota soy yo, por pensar, que no era tan igual. 
Que era tan diferente.  

Nuevas generaciones



Corre, date prisa, que no llegamos a ser mayores.
No dejes que me atrape el fantasma de mi propio tiempo. 
Yo quiero correr.
El carpe diem se quedó en los griegos.
Yo quiero vivir antes de hacernos viejos.

 Corre, que se vuelan todas las bocas que quiero besar 
y todos los cuerpos que quiero tocar,
 que me los arrastra el viento, 
este temporal de sentimientos que sopla en mi cabeza.

 Venga, que el sol de nuestra infancia se está poniendo
 y no quiero llegar tarde a la fiesta de la noche, 
a los oscuros bares, 
a los brazos de los hombres que quieren hacerme el amor, 
a las copas de más,
a los errores que no podré arreglar,
ni a todas las situaciones que me superan la edad. 

Ya no hay chicles de fresa ni reyes magos. 
Ya soy mayor.
No hay beso de buenas noches, dibujos animados
 ni flores de cartón;  
darle la mano a papá ni volver a casa cuando lo hace el sol.

 He crecido.

 Esa niña se quedó en las fotos.
 Se murió en un vídeo de preescolar.
Ya no soy tu niña, papá. 
Ya me he hecho mayor.

 

Pd: Esta entrada surgió a raíz de una conversación ahogada en Cocacola. 
 

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