viernes, 7 de octubre de 2011

Una habitación de Manhattan



Hoy he estado meditando sobre tí. Sobre  formas y colores, sobre si hueles a menta o a chocolate,o a ninguno de los dos. He divagado en mi, en la vida aquí, tan fría, tan tenue y apagada así, así sin ti. Las pestañas me pesaban y decidí dormir pero algo no me dejaba. Por hoy tendré que desistir.Será amargamente divertido. Jugaré con las palabras hasta el amanecer. Escribiré lo que me habla, la noche etérea y hermosa de manhatan, el griterío y los coches rojos en mi avenida, que parpadean dislocados anhelando amanecer para parecer mas cuerdos. Tras los cubos un par de gatos negros maullarán y los saludaré con la mano y sin alimento ni empacho, se alejarán huyendo de mis charcos grises que tanto los irritan. El semáforo parece estar llamándome  desde lejos. Sus luces lineales me incitan y arrastran al baile, a hacer el amor, a perderme en los placeres, acorralando a Pasión en una esquina cutre de esta habitación y recorrerla lentamente con suma excitación, con malicia, oyendo de fondo tu voz, ambigua y dispersa que me aleja del sentido, absolutamente espesa en contenido, sometida a la agudeza de tu instinto, camicace con rumbo perdido, cegando mi cerebro por completo. No puedo pensar en nada, ni siquiera en ti. Ahora solo estoy ahogada en sentimiento.Perdida en devenir.
 

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