lunes, 26 de septiembre de 2011

Mujer piñata


Y Mª Ángeles pensaba que no podía ser más idiota.... Pero... Sí! sí que podía! Un día más lo estaba demostrando.... Venga date una palmadita en la espalda por el trabajo bien hecho y por el nuevo tortazo que te acabas de meter, para variar, por lo mismo. Que se aprende a palos? Y un cuerno!! Me siento mujer piñata...Au!!!

El amor de Dalí


"La diferencia entre un capricho y una pasión eterna,
es que el capricho dura un poco más."
"Ella no fue un capricho, no, ella es una diosa.
LLena de talento.
El sí y el no de mi vida,
de mi arte,
de mis sueños..."











"Decidí volverla loca del todo...
Y loco de remate me convertí
en una especie de mounstruo
roñoso y maloliente,
tan conmovido por su belleza,
que me dió un terrible y espectral
ataque de risa:
"Y me quedé tirado como un perro a sus pies." "Y no pude decirle una sola palabra..."


"La verdad es que el amor me aterraba."

domingo, 25 de septiembre de 2011

25 de Septiembre de 2011

Hoy ha sido un día horrible, para que mentir.
Hoy necesitaba más que nunca que estuvieras ahí.
Necesitaba una palabra tuya que me hiciera sonreír.

Hoy no estaba en mi mejor momento,
pero como cada día,
planto cara al viento y, al final, consigo levantar la vista.

Y cuando subo los ojos y veo que ahí mismo estás tú
regalándome ese abrazo que sé que, aunque no lo vea, está ahí, por y para mí.
Está lejos pero puedo notarlo.
Puedo saber que cuando me dices "un abrazo" lo estás mandando de verdad, como si yo fuera realmente a recibirlo. Y creo saberlo porque yo hago exactamente lo mismo cuando te lo mando a ti.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Un buen poeta sabe escribir amor sin estar enamorado...

Me gusta cuando coges mi mano y dices que está fría y la enredas en las tuyas para darme calor.
Adoro cuando sonríes y guiñas los ojos como si un halo de sol te cegara la mirada y solo pudieras ver un resquicio, y en ese resquicio verme solo a mí.
Siento que me quedo sin habla cuando me dices que estoy guapa o que te encanta ese vestido azul de tirantes que me pongo cuando vamos a la playa.
Duele cuando me dices que no puedes quedarte más, pero siempre acabas llegando tarde a casa por estar más tiempo conmigo.
Es maravilloso pasear contigo en otoño y oír el crujido de las hojas secas bajo nuestros pies mientras me rodeas con el brazo dándome una seguridad que solo tú puedes darme.
Es divertido que cojas una frase que he dicho y seas capaz de hacer un chiste con ella solo por hacerme reír cuando parece que nada lo conseguiría.
Es un sueño estar a tu lado cada día y saber que no hay nadie en el mundo con el que desearía estar cada uno de los segundos del día.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Dubitativa aún, me deslicé entre las sábanas. Mis pies quedaron desnudos y helados al borde de la cama y mi pelo alborotado encharcaron la almohada húmeda por los nervios de una mala madrugada.
La sangre había dejado de correr, o eso quería creer yo. El alba me había traído cierta paz que solo pueden trasmitirte los tenues rayos de un sol ahumado tras las nubes que, tímido, empieza a asomar por los ventanales de mi cuarto cochambroso, lleno de papeles, desterrados de mi escritorio...
Apoyé las plantas de los pies suavemente en el suelo pero no quería incorporarme, no en aquel momento.
 Un filo de sol se coló por un resquicio de la persiana y me acarició la cara con un halo de calor infinito y tierno.
Me dolía la espalda pero conseguí ponerme de pié al cabo de un rato. 
El pasillo aún estaba muy oscuro. La luz de las ventanas apenas era capaz de hacer brotar un pequeño brillo para poder ver donde pisaba, pero me dio igual. No hay cosa más oscura que la noche y, por suerte para mí, aquel día la oscuridad ya había terminado. El sol venía a salvarme la vida, un día más.
 

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